Marzo cerró con una inflación del 3,7% y una canasta básica que superó los $1.100.000. el relato de la motosierra se desmorona frente a una realidad que golpea cada vez más fuerte a las familias trabajadoras
El Gobierno insiste con los discursos de “libertad” y “déficit cero”, pero los datos del Indec revelan otra cosa: la inflación volvió a acelerarse y alcanzó el 3,7% en marzo, mientras que la Canasta Básica Total (CBT) superó el millón cien mil pesos. En otras palabras, una familia tipo necesitó $1.100.267 para no caer por debajo de la línea de pobreza. En paralelo, la Canasta Básica Alimentaria trepó un 5,9%, y ya se ubica en casi medio millón de pesos.
El mayor aumento del mes se dio en el rubro Educación (21,6%), a raíz del inicio del ciclo lectivo. Pero el drama cotidiano está en los alimentos, que subieron 5,9%, con aumentos preocupantes en verduras, tubérculos y carnes. “Otra vez golpeando la mesa familiar”, expresó un economista del sector cooperativo, que alertó sobre el impacto de estos aumentos en los sectores más vulnerables. La promesa de contener los precios no se cumplió: el primer trimestre cerró con un alza del 8,6%, y la inflación interanual trepó al 55,9%.
Mientras tanto, el relato oficial busca esconder lo evidente: el ajuste no es una medida coyuntural, es una política sistemática que recorta derechos, pulveriza ingresos y se desentiende de las responsabilidades del Estado. En la Ciudad de Buenos Aires, por ejemplo, los precios de verduras y legumbres se dispararon un 25,8% solo en marzo, mientras los precios estacionales subieron 8,4%, sin ningún tipo de control.
El Gobierno dice que se está “achicando el Estado”, pero lo único que se achican son las porciones de comida en los hogares y los sueños de las familias. Mientras el mercado se lleva la tajada más grande, millones de argentinos se preguntan hasta cuándo tendrán que elegir entre comer o pagar el boleto. La motosierra no tocó los privilegios: le está pasando por encima al pueblo.
