Javier Califano para Diario Lomas
Con una narrativa audaz y una visión única, Héctor Germán Oesterheld llevó la historieta argentina a nuevas dimensiones. Su obra fusionó ciencia ficción, aventura y profundidad histórica, creando relatos que trascienden el tiempo. Desde Bull Rockett hasta El Eternauta, sus historias convirtieron a la historieta nacional en un medio de reflexión y arte.
Más allá de su creación más icónica, Oesterheld desarrolló personajes memorables que dejaron huella en la cultura popular. Su versatilidad como escritor le permitió explorar géneros diversos, siempre con un enfoque en la humanidad de sus protagonistas. Frases como “El único héroe válido es el héroe en grupo” reflejan su mirada colectiva, alejada de los arquetipos tradicionales.
A continuación, presentamos cuatro de sus personajes mas significativos para la historieta argentina . Cada uno demuestra su capacidad para construir universos únicos, combinando acción, drama y reflexión. Una muestra del legado de uno de los guionistas más influyentes de la historieta latinoamericana.

Ernie Pike: el cronista de la guerra
Como corresponsal bélico, Ernie Pike no combatía, pero vivía cada conflicto desde primera fila. Oesterheld y Hugo Pratt en los dibujos lo convirtieron en testigo de las miserias y rarezas de la guerra, mostrando tanto a soldados como civiles atrapados en la violencia. Sus relatos, inspirados en hechos reales, evitaban maniqueísmos para retratar el absurdo de la guerra. Un personaje que anticipó el periodismo narrativo en viñetas, donde lo importante no era quién ganaba, sino cómo sobrevivía (o moría) la gente común.

Bull Rockett: el aventurero del espacio
En los años 50, cuando la space opera era territorio de autores estadounidenses, Oesterheld con un joven Solano Lopez creó a este piloto devenido en explorador del espacio y mundos alienígenas. Con un estilo cercano al pulp pero con toques de rigor científico, Bull Rockett enfrentaba criaturas extrañas y dilemas morales en planetas lejanos. Sus aventuras, publicadas en Hora Cero, sentaron las bases para la posterior explosión de la ciencia ficción en el cómic argentino. Un héroe clásico, pero con la marca Oesterheld: siempre cuestionando los límites de la tecnología y la exploración.

Sargento Kirk: el western con profundidad
Lejos de los cowboys invencibles, Kirk era un exmilitar marcado por sus errores, vagando por el Lejano Oeste en busca de redención. Nuevamente junto a Hugo Pratt, Oesterheld construyó un western psicológico donde los tiroteos importaban menos que los conflictos internos de los personajes. La serie destacó por su tratamiento de temas como el colonialismo, la violencia y la identidad, todo envuelto en un dibujo expresivo y atmosférico. Una prueba de que el género podía ser maduro y reflexivo.

Mort Cinder: el misterio de la inmortalidad
Este misterioso personaje, que renacía en distintas épocas, permitió a Oesterheld y Alberto Breccia explorar la naturaleza humana a través del tiempo. Desde la Babilonia antigua hasta la Primera Guerra Mundial, cada historia de Mort Cinder era una lección de historia y filosofía, con un trazo experimental que rompía con todo lo anterior. La serie, publicada en Misterix, sigue siendo un referente de la historieta de autor: oscura, intelectual y visualmente revolucionaria..
Oesterheld demostró que la historieta podía ser tan compleja y relevante como la mejor literatura. Sus personajes, ya fueran soldados, astronautas o seres atemporales, compartían una humanidad profunda que los hacía universales. Más que entretenimiento, sus obras invitaban a reflexionar sobre la sociedad, la ética y la historia. Hoy, décadas después, su influencia sigue viva en generaciones de artistas. Un verdadero arquitecto de imaginarios que transformó la cultura argentina y latinoamericana.