La Diócesis de Lomas de Zamora celebrará este viernes 24 su fiesta patronal, conmemorando los 160 años de la entronización de Nuestra Señora de la Paz. La celebración tendrá lugar a partir de las 19 horas en la plaza Victorio Grigera, frente a la catedral, donde el obispo diocesano, monseñor Jorge Lugones SJ, presidirá una misa solemne ante centenares de vecinos.
La festividad es una de las más significativas para los fieles de la región, ya que honra a la patrona de Lomas de Zamora y de la Iglesia diocesana. El evento culminará con la tradicional procesión de la imagen de la Virgen de la Paz, que recorrerá los alrededores de la plaza céntrica, en un acto cargado de fervor y recogimiento.
Este encuentro será aún más especial, pues marcará el cierre del bienio jubilar 2023-2025, un período de reflexión y celebración por los 160 años de la llegada y entronización de la imagen de la Virgen en el templo de la catedral. Durante este tiempo, la misión diocesana incluyó la peregrinación de la imagen por las 61 parroquias de la diócesis, un recorrido que fortaleció la unión de la comunidad de fe.
Para aquellos que no puedan asistir en persona, la misa será transmitida en vivo a través del canal de YouTube Eclesia, desde las 18:50, para que todos los fieles puedan vivir la celebración a distancia. Quienes deseen unirse virtualmente, pueden suscribirse al canal y activar la campana de notificaciones para no perderse el inicio de la misa.
SU HISTORIA: CÓMO SURGIÓ LA ELECCIÓN DE LA ADVOCACIÓN DE LA VIRGEN DE LA PAZ EN LOMAS
La historia de la elección de la advocación de Nuestra Señora de la Paz está profundamente ligada a la necesidad de la comunidad de Lomas de Zamora de contar con un templo que representara tanto a la localidad como a los valores de unidad y reconciliación que los habitantes buscaban tras años de luchas internas. A lo largo de varias décadas, entre 1821 y 1855, los vecinos habían solicitado al gobierno permiso para construir una iglesia, pero no fue hasta la séptima solicitud que finalmente se logró avanzar en la creación de una parroquia y un partido.
El punto crucial de la historia se dio en una asamblea vecinal celebrada en la chacra de Francisco Portela, donde se discutió la creación de la parroquia y el patronazgo del nuevo templo. Aunque no se conserva un acta formal de esa reunión, el testimonio de César Adrogué en sus Notas históricas recoge un relato conmovedor sobre el momento decisivo. En él, los habitantes de las Lomas de Zamora acudieron a la señora de Grigera, pidiendo que se encargara de ser la patrona del templo. La señora, agradecida y sorprendida por la confianza, aceptó gustosamente y aseguró que pondría todo su empeño en que la imagen que se mandaría a hacer fuera digna de representar a la Reina de los Cielos. La escultura fue encargada a un destacado escultor de Barcelona, quien se inspiró en una famosa pintura de Rafael Sanzio, representando a la Virgen con el niño Jesús ofreciendo una palma de olivo.
Con la elección de la advocación y la realización de la imagen, el siguiente paso fue la construcción del templo, un proyecto llevado adelante por los arquitectos genoveses Nicolás y José Canale. Los Canale, conocidos por su destacada labor en obras de ingeniería y arquitectura, fueron responsables de muchas obras importantes, como el frente de la Catedral de Buenos Aires y otras estructuras emblemáticas en la ciudad. El 20 de agosto de 1860, se colocó la piedra fundamental del templo, en una ceremonia presidida por el gobernador Bartolomé Mitre, quien, junto con el canónigo Gabriel Fuentes, marcó el inicio de la obra como un acto votivo por la paz y la reconciliación de los argentinos.
El templo fue inaugurado parcialmente en enero de 1865, con la entronización de la imagen de la Virgen de la Paz, la cual había sido donada por Juana Zorrilla de Grigera. Años después, en 1900, se inauguró la segunda parte del templo y, con el tiempo, la iglesia fue elevada a la categoría de catedral, primero en 1957, y luego en 1965, cuando el papa Pablo VI le otorgó el título de Basílica.
Así, la Virgen de la Paz no solo se convirtió en la patrona de Lomas de Zamora, sino también en un símbolo de unidad y esperanza para una comunidad que, a través de su fe, buscaba la reconciliación tras años de conflictos.