sábado 25 enero, 2025

El Tranvía de Villa Albertina: Un Viaje Literario y Nostálgico con Julio Cortázar

Cuando hablamos de la obra de Julio Cortázar, es fácil perderse en la magia de sus palabras, en los mundos alternos que construye y en las realidades tan cotidianas que se transforman en algo extraordinario bajo su pluma.

En “Conducta en los velorios”, Julio Cortázar nos sumerge en un retrato íntimo y mordaz de las dinámicas familiares y vecinales que se despliegan en un velatorio. Narrado en primera persona, el cuento aborda con aguda ironía la hipocresía y las máscaras que se utilizan en estos momentos de dolor. La historia sigue a una familia que asiste al funeral de un vecino, desgranando con detalle las reacciones de cada miembro y las tensiones que emergen en este espacio tan cargado de emociones.

Sin embargo, para los lomenses, hay un rincón especial de su escritura que resuena profundamente, un pasaje que nos transporta no solo en el tiempo, sino también a nuestras propias calles. Ese fragmento aparece en su cuento “Conducta en los velorios”, donde menciona con nostalgia: “una congoja infinita nos llene el pecho y nos recuerde cosas de la infancia, unos campos cerca de Villa Albertina, un tranvía que chirriaba al tomar la curva en la calle General Rodríguez, en Bánfield”.

Un Viaje al Pasado
La referencia al tranvía en este cuento no es solo un detalle decorativo, sino un portal a una época en la que Banfield y Villa Albertina estaban conectados de manera muy distinta a como lo están hoy. En 1910, un año antes de que naciera Cortázar, se inauguraba un servicio de tranvía que unía Lomas de Zamora, Villa Albertina y Banfield. Al principio, los tranvías eran tirados por caballos, un medio de transporte que parece tan remoto hoy en día como las mismas historias de los abuelos que lo vivieron.

Con el tiempo, estos vehículos evolucionaron, y el tranvía de Siritto, movido por un motor de combustión interna, comenzó a recorrer las calles de tierra y los campos de quintas que caracterizaban a Villa Albertina en aquellos años. Fue en 1911 cuando se completó el recorrido que llegaba hasta Edén Argentino, ampliando así las posibilidades de viaje para los habitantes de la zona.

Recorrido con Historia
El trayecto del tranvía comenzaba en la estación de trenes de Lomas de Zamora y avanzaba por la calle Gorriti, continuando por Sarmiento y su prolongación, Manuel Castro, hasta Sáenz. Luego giraba en San Martín para adentrarse en Castelli, una calle que en ese entonces bordeaba campos abiertos, tan distintos al paisaje urbano que conocemos hoy. Finalmente, el tranvía se internaba en los terrenos de Villa Albertina, el final de su recorrido y, para muchos, el comienzo de entrañables recuerdos.

Cortázar, que vivió en Banfield durante su niñez, capturó en su literatura esas pequeñas pero significativas imágenes que formaron parte de su vida y la de tantos otros. Su mención del tranvía en “Conducta en los velorios” no es solo un guiño a su propia infancia, sino también un homenaje a una época que, aunque lejana, sigue viva en la memoria colectiva de los lomenses. Ese chirrido al tomar la curva en la calle General Rodríguez no es solo un sonido del pasado; es una melodía que aún resuena en quienes conocen la historia de nuestra querida Banfield y Villa Albertina.

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