Cada 1° de agosto se celebra el Día de la Pachamama, una fecha que conmemora una antigua tradición con un ritual emblemático: la caña con ruda. Este día es una oportunidad para conectar con la Pachamama y realizar un acto simbólico que, según la creencia popular, atrae salud y suerte, y aleja la envidia y los maleficios.
El ritual de la caña con ruda, que se realiza en ayunas, puede implicar tomar siete sorbos, tres tragos, un trago largo o incluso un vaso entero de la mezcla. La tradición comenzó en el noreste de Argentina, en provincias como Misiones y Corrientes, y se ha expandido a lo largo del país.
Esta práctica tiene sus raíces en las costumbres de los pueblos originarios de América, quienes utilizaban la ruda por sus propiedades medicinales contra parásitos y malestares gastrointestinales. También aplicaban las hojas de ruda para aliviar la irritación de picaduras de insectos.
La tradición se asocia con el mes de agosto, cuando las lluvias y el frío solían provocar enfermedades y muertes tanto en la población como en el ganado. Así, se creó un remedio natural combinando caña y ruda para transitar el octavo mes del año.
Originalmente, se usaban licores elaborados con frutas y hierbas medicinales, como el chañar, patay, tunas o algarroba. Con la llegada de los europeos y el cultivo de caña para la producción de azúcar, se empezó a producir aguardiente de caña. Este licor de alta graduación alcohólica se convirtió en el componente principal de la mezcla, junto con la ruda, cuyas propiedades medicinales fueron ampliamente aprovechadas.
El imaginario popular, influenciado por la cosmovisión guaraní, atribuye a la caña con ruda propiedades protectoras y de buena suerte, considerándola un remedio para “espantar los males del invierno”. Así, el ritual continúa siendo una práctica significativa en la cultura argentina, manteniendo viva una tradición ancestral.