El Colegio Cardenalicio, órgano central en la estructura de la Iglesia Católica, se prepara para definir al próximo Papa tras el fallecimiento de Francisco. Conformado por 239 miembros, entre ellos cinco argentinos, este cuerpo eclesiástico desempeña un papel crucial en la elección del nuevo pontífice.
El Colegio Cardenalicio está compuesto por 239 cardenales, de los cuales 135 son electores con derecho a voto en el cónclave. Entre ellos, se encuentran cinco argentinos: Leonardo Sandri, Mario Poli, Víctor Manuel Fernández, Luis Héctor Villalba y Ángel Sixto Rossi. Estos prelados representan la presencia argentina en el proceso de sucesión papal.
La función principal del Colegio Cardenalicio es la elección del nuevo Papa en caso de vacante en la Sede Apostólica. Este proceso se lleva a cabo en el cónclave, una reunión secreta en la Capilla Sixtina.
La mayoría de los cardenales han sido nombrados por el Papa Francisco, lo que podría influir en la elección de un sucesor que continúe con su línea aperturista. Sin embargo, la historia ha demostrado que el resultado del cónclave es impredecible y que las dinámicas internas pueden llevar a sorpresas en la elección del nuevo pontífice.
La participación de los cardenales argentinos—Leonardo Sandri, conocido por su extensa trayectoria diplomática en el Vaticano; Mario Poli, arzobispo emérito de Buenos Aires y sucesor directo de Bergoglio; Víctor Manuel Fernández, actual prefecto del Dicasterio para la Doctrina de la Fe y figura cercana al Papa Francisco; Luis Héctor Villalba, arzobispo emérito de Tucumán con destacada labor pastoral; y Ángel Sixto Rossi, actual arzobispo de Córdoba, reconocido por su fuerte compromiso social—refleja la relevancia de la Iglesia argentina en el ámbito eclesiástico global. Su presencia podría marcar influencia en las futuras orientaciones doctrinales y pastorales de la Iglesia Católica.