martes 29 abril, 2025

Mafalda cumple 60 años: el nacimiento de una niña que habló por todos

El 29 de septiembre de 1964, Mafalda hacía su debut en la revista Leoplán, dando inicio a una de las historietas más queridas y emblemáticas de Argentina y del mundo. Creada por Joaquín Salvador Lavado, conocido popularmente como Quino, Mafalda representa mucho más que una niña curiosa y rebelde: es un símbolo de reflexión crítica sobre la sociedad, la política y la condición humana. A 60 años de su primera aparición, su legado sigue vivo en la cultura popular.

Curiosamente, el nacimiento de Mafalda fue el resultado de una campaña publicitaria frustrada. En 1963, una agencia de publicidad había solicitado a Quino la creación de una historieta para promocionar una línea de electrodomésticos llamada Mansfield. Aunque la campaña nunca se concretó, Quino rescató los bocetos y los presentó al secretario de redacción de la revista Primera Plana, Julián Delgado, quien le ofreció una oportunidad en la publicación.

Así, el 29 de septiembre de 1964, Mafalda apareció por primera vez en los medios gráficos. En sus primeros pasos, esta niña de clase media comenzó a cautivar con su mirada lúcida y crítica, preocupada por cuestiones profundas como la paz mundial, el futuro de la humanidad y la injusticia social.

Argentina atravesaba momentos de cambio cultural y social cuando Mafalda salió a la luz. La década de 1960 fue un periodo convulso, no solo para el país sino también para el mundo. Con una democracia debilitada y una sociedad en constante transformación, la historieta no solo servía como un escape humorístico, sino también como un espejo de las tensiones sociales de la época.

La ironía de Mafalda y su inconformismo conectaron con lectores de todas las edades, quienes veían en sus preguntas incómodas la voz de una generación que comenzaba a cuestionar el status quo. En un contexto donde la figura del varón niño dominaba el discurso, Quino decidió colocar en el centro de la escena a una niña con una profunda capacidad de análisis, un personaje que desafiaba tanto a los adultos como a las convenciones de género de la época.

Aunque su historia es profundamente argentina, Mafalda trascendió fronteras rápidamente. Sus tiras cómicas fueron traducidas a más de treinta idiomas, convirtiéndola en un fenómeno global. Fue especialmente popular en países de América Latina, Europa y Asia, donde los lectores se identificaron con las reflexiones universales que proponía la pequeña protagonista.

Mafalda, con su ingenio y humanidad, consiguió algo que pocos personajes logran: hablarle tanto a niños como a adultos. Sus comentarios punzantes sobre la guerra, la política y la paz desarmaban a los adultos y hacían reír a los más pequeños, generando un diálogo intergeneracional que aún perdura.

La huella de Mafalda está plasmada en diversos rincones de la Ciudad de Buenos Aires. En el barrio de San Telmo, una placa en la calle Chile 371 recuerda el edificio donde Quino vivió mientras dibujaba la historieta. Además, en 2009 se inauguró la Plaza Mafalda en el barrio de Colegiales, un homenaje a la niña que marcó a generaciones de lectores.

El cariño que la sociedad siente por Mafalda no solo se refleja en estos monumentos, sino también en el continuo éxito de sus libros. En 1966, cuando Ediciones de la Flor publicó las primeras 140 tiras de la historieta, las ventas superaron las expectativas. Lo que en principio se pensaba que se vendería en dos meses, se agotó en solo dos días. Así comenzó un fenómeno editorial que sigue vigente hasta hoy.

A pesar de que Quino dejó de dibujar la tira en 1973, Mafalda sigue siendo relevante. Las preguntas que planteaba hace seis décadas no han perdido vigencia: la injusticia social, la paz mundial y las contradicciones de la humanidad continúan siendo temas de reflexión.

Mafalda no es solo un personaje de historieta, es un ícono cultural que sigue inspirando a nuevas generaciones a cuestionar el mundo en el que vivimos. Como lo dijo su creador, Quino, todo empezó por casualidad, pero lo que surgió de ese azar se convirtió en una obra eterna. Hoy, 60 años después de su primera aparición, Mafalda sigue siendo una niña que habla por todos, una voz que aún tiene mucho que decir.

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