Llavallol ha sido escenario de un desarrollo industrial clave para la región, y mucho de su historia puede explicarse a partir de la llegada de la cervecería Bieckert. La fábrica, fundada por el alemán Emilio Bieckert, marcó un antes y un después en el crecimiento económico y social de la localidad. Con un enfoque en la producción cervecera a nivel industrial, Bieckert se instaló definitivamente en Llavallol en 1908, motivado por la calidad del agua de la zona y con la ambición de consolidar su empresa en el corazón del país.
En su apogeo, la fábrica no solo se limitó a la producción de cerveza, sino que se convirtió en una de las principales fuentes de empleo en la región. Durante la temporada alta, más de dos mil personas trabajaban en sus instalaciones, desde carpinteros y jardineros hasta ingenieros y maestros cerveceros. Muchos de los operarios eran inmigrantes, principalmente alemanes, que se radicaron en Llavallol y conformaron los primeros núcleos poblacionales de la localidad. Así nacieron barrios como el de los portugueses, polacos y gallegos, cada uno con su identidad, pero unidos por la actividad industrial que los impulsaba.
Además de su impacto económico, Bieckert dejó una huella social duradera. La empresa financió la construcción de la Escuela Primaria Nº 4, que lleva su nombre, y también del Teatro Cosmopolita, dos instituciones que fortalecieron la identidad cultural y educativa del lugar. A su alrededor, se multiplicaron otras industrias, como fábricas algodoneras, molinos y vidrierías, que consolidaron a Llavallol como una zona industrial en crecimiento.
La historia de Bieckert refleja cómo la llegada de la industria transformó el modelo económico local, acompañando los cambios del país. Durante las décadas del 40 y 50, la política de industrialización impulsada por el gobierno peronista favoreció la expansión de estas fábricas, permitiendo que Argentina avanzara hacia la producción de bienes manufacturados, rompiendo con su tradicional perfil agroexportador.
La presencia de Bieckert forma parte del legado que impulsó el crecimiento de Llavallol y sentó las bases para su desarrollo urbano. Esta combinación de industria, empleo y comunidad definió un ciclo de progreso en la localidad, que pasó de ser un pequeño asentamiento a convertirse en un polo productivo esencial dentro del partido de Lomas de Zamora.
