La Diócesis de Lomas de Zamora continúa profundizando su trabajo territorial para hacer frente a la problemática de las adicciones en los barrios populares del sur del conurbano. A través de encuentros, alianzas y actividades abiertas a la comunidad, se está consolidando una red de acompañamiento y prevención que articula con organizaciones sociales, clubes de barrio e instituciones educativas.
En ese marco, se llevó a cabo el Encuentro de reflexión sobre el consumo problemático en la Casa de la Cultura de Adrogué, donde representantes de diversas entidades firmaron un acta de compromiso para acompañar a las personas en situación de consumo. La iniciativa fue impulsada por el Obispo Jorge Lugones.
La articulación incluye a organizaciones como Vida Nueva, Aconcagua, clubes de barrio y grupos parroquiales, todos comprometidos en la asistencia directa, la prevención y la contención de quienes atraviesan situaciones de consumo.
Una de las acciones más visibles fue la Marcha de Antorchas realizada en Fiorito, que recorrió las calles desde la estación de tren hasta el santuario Santos Latinoamericanos, junto a Puente La Noria. La caminata buscó llevar un mensaje de esperanza y visibilizar el dolor que genera el consumo en los barrios más golpeados por la exclusión.
La agenda de actividades continúa este viernes 4 de julio, de 17 a 20, con un taller para familiares y amigos de personas en consumo, en la Capilla Nuestra Señora de Itatí (Olivera Lavié y Fonrouge). Además, el sábado 12 de julio, en la Universidad Nacional de Lomas de Zamora (UNLZ), se lanzará un ciclo de difusión contra el narcotráfico, una campaña comunitaria pensada para informar y sensibilizar sobre una problemática que golpea en silencio.
La Fundación Vida Nueva, ligada a la pastoral diocesana, también ofrece espacios de atención concreta: el Centro Barrial Cura Brochero y la Casa Nuestra Señora de la Abundancia, ambos en Fiorito, brindan tratamientos ambulatorios para varones adultos; la Casa de Medio Camino Papa Francisco se orienta a la reinserción social y laboral; y la Casa de la Misericordia, ubicada en Donizetti 179, alberga a mujeres con hijos menores que también atraviesan el consumo.