viernes 14 marzo, 2025

“Le tiraron a matar”, aseguran peritos en la reconstrucción del impacto del proyectil que dejó en grave estado a Pablo Grillo

Especialistas y peritos científicos revelaron detalles sobre la brutal represión desatada el miércoles pasado en las inmediaciones del Congreso, en el marco de la marcha de jubilados. Según una publicación de Mapa de la Policía, el disparo que dejó al fotoperiodista Pablo Grillo al borde de la muerte no fue un accidente, sino un acto deliberado. “Le tiraron a matar”, aseguraron al reconstruir la trayectoria del proyectil lanzado por un agente de seguridad.

El ataque ocurrió cuando Grillo, que se encontraba cubriendo la manifestación, fue impactado por una cápsula de gas lacrimógeno disparada a quemarropa por la policía. La cápsula causó un traumatismo de cráneo grave, fracturas múltiples y pérdida de masa encefálica, según el parte médico del Hospital Ramos Mejía. La imagen del fotógrafo tendido en el suelo, rodeado de manifestantes que intentaban ayudarlo, se convirtió en un símbolo de la violencia desmesurada ejercida durante la represión.

Los peritos encargados de la investigación, junto con la organización Mapa de la Policía, señalaron que las pistolas lanza gases utilizadas durante la represión a los jubilados estaban prohibidas hasta que la ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, permitió su uso. “Lanzaron el gas lacrimógeno como si fuera una bala”, aseguraron los especialistas Willy Pregliasco y Martín Onetto, quienes participaron en la reconstrucción del impacto. Según la investigación, el disparo fue realizado a las 17:18 desde la calle Hipólito Yrigoyen, donde el agente se encontraba junto a un camión hidrante.

La reconstrucción detalló que los agentes de la Gendarmería Nacional y la Policía Federal dispararon a “quemarropas” y a la altura del cuerpo, lo que incumple de manera flagrante las normativas sobre el uso de armas disuasivas. De acuerdo con los reglamentos oficiales, los disparos de los cartuchos de gas lacrimógeno deben realizarse a un ángulo de 45 grados y con dirección hacia arriba, para evitar impactos directos. Sin embargo, los registros en video y fotográficos muestran que los agentes dispararon a 90 grados, como si estuvieran utilizando balas de goma o incluso de fuego.

“En nuestra reconstrucción se puede ver con claridad el lugar específico de donde salió el disparo y el ángulo de tiro horizontal. Lanzaron el gas lacrimógeno como si fuera una bala. Grillo no fue herido por una mala fortuna, le tiraron a matar”, afirmaron los peritos.

Pese a las evidencias, la ministra Patricia Bullrich no ha mostrado arrepentimiento ni revisado su postura. En diversos canales de televisión, la funcionaria minimizó los hechos y justificó el operativo represivo, en el que calificó a los manifestantes como “militantes kirchneristas”, “barrabravas”, “patoteros” y “desestabilizadores”. Según Bullrich, las fuerzas de seguridad actuaron dentro de los márgenes de la ley, mientras que, por su parte, los manifestantes y los periodistas fueron responsables de lo sucedido.

Este intento de relativizar la violencia de la represión no fue bien recibido por sectores de la sociedad y el periodismo, que exigen justicia por el ataque a Grillo y la sanción de los responsables de este acto que casi le cuesta la vida. La reconstrucción científica de los peritos no deja dudas: el uso del gas lacrimógeno como proyectil letal no solo violó las normativas, sino que mostró la peligrosidad de un operativo que terminó dejando una víctima grave, mientras el gobierno de Javier Milei, a través de su ministra de Seguridad, sigue defendiendo la brutalidad policial.

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