La Compañía Administradora del Mercado Mayorista Eléctrico (CAMMESA) advirtió que la ola de calor pronosticada entre el 11 y el 17 de enero pondrá a prueba al sistema eléctrico nacional, con temperaturas máximas cercanas a los 36 grados en la Ciudad de Buenos Aires y condiciones aún más extremas en el centro y norte del país. Estas condiciones podrían derivar en un récord histórico de demanda energética, superando los 29.653 MW alcanzados en febrero del año pasado.
El sistema eléctrico trabaja bajo la hipótesis de que esta semana se registre un pico de estrés, lo que podría derivar en cortes temporales de suministro. Según CAMMESA, se espera que el jueves 16 sea el día más crítico, con una demanda estimada de 29.662 MW, marcando un nuevo récord. En este marco, el sector energético analiza medidas preventivas, incluyendo la importación de energía desde países vecinos.
Brasil, Uruguay, Bolivia y Chile son los principales proveedores contemplados para garantizar el suministro eléctrico. La disponibilidad de energía importada dependerá de las capacidades de generación de estos países, que también podrían enfrentar sus propios desafíos debido al clima extremo. Las lluvias recientes en Brasil y la mejora del caudal del río Paraná representan un alivio parcial, ya que favorecen la producción hidroeléctrica de Yacyretá, una pieza clave en el sistema energético regional.
El informe de CAMMESA destaca que las altas temperaturas no solo incrementan el consumo residencial, sino que también afectan a las industrias, que suelen mantener alta actividad durante el verano. Ante esta realidad, el Gobierno proyecta dos licitaciones para enero y febrero destinadas a la instalación de baterías de almacenamiento y una nueva planta de generación térmica. Sin embargo, ambas soluciones requieren plazos de entre 10 y 36 meses para entrar en funcionamiento.
El panorama eléctrico nacional, que evidencia la falta de inversión, refuerza la necesidad de planificación a largo plazo para evitar situaciones críticas recurrentes. La combinación de calor extremo y alta demanda evidencia la urgencia de ampliar la capacidad de generación y almacenamiento de energía, un desafío que requiere decisiones inmediatas para garantizar la estabilidad del sistema en el futuro.