miércoles 6 agosto, 2025

Advierten que el deterioro vial y la paralización de la obra pública ponen en riesgo la producción y aumentan la siniestralidad

Mientras se extiende la incertidumbre sobre el futuro de Vialidad Nacional y se demoran las licitaciones de la Red Federal de Concesiones, distintos informes advierten por el fuerte deterioro de la red vial nacional. En los últimos meses, se agravaron las deficiencias en rutas clave para el transporte de mercancías, situación que compromete tanto la logística productiva como la seguridad vial.

El mal estado de las rutas, combinado con la falta de mantenimiento y la paralización de obras públicas durante el actual gobierno, multiplicó los reclamos de cámaras empresarias, choferes y autoridades provinciales. Un informe de la Federación Argentina de Entidades Empresarias del Autotransporte de Cargas (Fadeeac) registró que más del 70% de la red se encuentra en condiciones deficientes: calzadas con baches, falta de señalización horizontal, banquinas en mal estado y tramos enteros con reparaciones provisorias mal realizadas.

El riesgo no solo recae sobre el sistema logístico del país, sino también sobre la vida de quienes transitan por estas rutas. En varios corredores estratégicos, las condiciones de circulación obligan a desvíos peligrosos, tránsito por banquinas o circulación a contramano. Estos factores incrementan de forma directa el riesgo de siniestros viales, especialmente en corredores con alto flujo de camiones y vehículos de gran porte.

Desde comienzos de 2024, la ejecución presupuestaria en infraestructura vial se redujo drásticamente. La Federación del Personal de Vialidad Nacional (Fepevina) relevó una subejecución del 65% en obras de repavimentación y seguridad. Como consecuencia, varias obras licitadas fueron suspendidas o se mantienen paralizadas desde la asunción del nuevo gobierno, que impulsa un esquema de mantenimiento a través de concesiones privadas, aún en proceso de adjudicación.

Corredores esenciales como las rutas nacionales 3, 11, 14, 34, 117 y 151, entre otras, presentan daños estructurales que dificultan el traslado de la producción agrícola, industrial y energética. El circuito Bahía Blanca–Neuquén, vinculado a Vaca Muerta, muestra deterioros que obligan a circular a velocidades mínimas, afectando la eficiencia de los tiempos logísticos. En el Litoral y el Noroeste argentino, rutas clave para el intercambio con países del Mercosur atraviesan un escenario similar, agravado por la falta de iluminación y la inseguridad vial nocturna.

La combinación de desinversión estatal, demoras en la licitación de corredores y falta de mantenimiento preventivo genera no solo un impacto económico directo —a través del encarecimiento de costos logísticos y desgaste prematuro de vehículos— sino también un panorama alarmante en términos de seguridad vial. El deterioro prolongado, aseguran informes técnicos, puede elevar los costos de rehabilitación entre tres y cinco veces en el futuro.

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