En una noche que quedará marcada a fuego en la memoria de Avellaneda, Racing Club se impuso categóricamente por 4-1 al Athletico Paranaense, alcanzando las semifinales de la Copa Sudamericana luego de casi tres décadas de espera. La “Academia” de Gustavo Costas mostró un fútbol arrollador, dominando el partido desde el primer minuto, con un golazo de Agustín Almendra a los 18 segundos que igualó la serie y encendió la chispa de la ilusión.
Esta clasificación no es un hecho menor. Racing había estado a las puertas de esta instancia en múltiples ocasiones desde 1997, atravesando años de fracasos internacionales, quiebras y un gerenciamiento que casi desintegra al club. Pero el fútbol, esa herramienta de reivindicación popular, ha vuelto a ser el refugio de una hinchada que nunca abandonó. Los hinchas lo saben, y anoche lo dejaron claro: “27 años después, volvimos a ser protagonistas en América”.
Con la figura de Roger Martínez encendida, Racing fue letal. “Es un sacrificio que venimos haciendo desde el primer día y hoy se dio todo”, comentó el delantero que, además de anotar el tercer gol, estuvo involucrado en cada jugada ofensiva. Y es que este equipo no sólo sabe de buen fútbol, sino también de sacrificio, algo que “Maravilla” Martínez encarna a la perfección. Su hambre de gloria parece haberse alineado con el destino.
La goleada que selló el pase a las semifinales no es sólo mérito de los jugadores. Costas vivió el partido al borde del área técnica, transmitiendo su pasión al equipo y siendo clave en la mentalidad ganadora. Ahora, la Academia se prepara para un desafío aún mayor: enfrentar al Corinthians en busca de la final. La ciudad de Avellaneda vuelve a soñar en grande, y Racing parece dispuesto a hacer todo lo posible para devolverle la gloria continental a su gente.
La última vez que jugó una semifinal de torneo internacional fue en la Copa Libertadores de 1997 y la última vez que terminó saliendo campeón fue en la Supercopa de 1988.