En un partido con pocas luces y lleno de polémica, Tigre logró imponerse 1-0 ante Banfield en el estadio Florencio Sola, rompiendo una racha de cuatro encuentros sin conocer la victoria. El único gol del partido llegó en el tramo final, cuando Nicolás Contín convirtió un penal señalado por una mano de Brandon Oviedo, en una jugada que generó controversias por la interpretación del árbitro Fernando Espinoza.
El encuentro, que estuvo lejos de ofrecer un espectáculo atractivo, evidenció las limitaciones de ambos equipos. Ni Banfield ni Tigre lograron desplegar un juego fluido o creativo, y las aproximaciones al arco rival fueron escasas y de poca claridad. El Taladro, que tuvo a Robinson Hernández como técnico interino tras la salida de Gustavo Munúa, apostó por un estilo más vertical, pero no supo capitalizar las pocas oportunidades que generó.
Por su parte, el Matador intentó imponer mayor control del balón, aunque sin traducir esas intenciones en peligro real. La acción más clara del partido, antes del penal, fue un cabezazo de Obando que el arquero Zenobio desvió con una espectacular reacción, manteniendo a su equipo en partido hasta el final.
Banfield complicó aún más sus aspiraciones cuando quedó con un hombre menos a los 35 minutos del segundo tiempo, tras la expulsión de Aranda por doble amarilla. A partir de allí, Tigre aprovechó para avanzar en el terreno, y en una de esas llegadas, el árbitro consideró que la mano de Oviedo dentro del área era motivo suficiente para sancionar el penal. Contín no falló desde los doce pasos y le dio el gol del triunfo a los dirigidos por Juan Manuel Sara.
Con este resultado, Tigre rompe una racha negativa y suma tres puntos importantes para mejorar su posición en la tabla, aunque sin pelear por objetivos mayores en esta Liga Profesional. En contraste, Banfield profundiza su crisis, acumulando su octavo partido con apenas una victoria y sufriendo la segunda derrota consecutiva.