Cada 26 de agosto se recuerda el nacimiento de Julio Cortázar (1914-1984), uno de los escritores más reconocidos de la literatura latinoamericana y universal. Nació en Ixelles, Bélgica, durante la Primera Guerra Mundial, y pasó su infancia en distintos países europeos antes de regresar a la Argentina con su familia. Esa experiencia temprana con diversas culturas marcó profundamente su obra, caracterizada por un estilo innovador y cosmopolita.
Con la publicación de Rayuela en 1963, Cortázar revolucionó la narrativa proponiendo lecturas múltiples y no lineales, convirtiéndose en un referente central del boom latinoamericano. Su talento no se limitó a la novela: fue también un maestro del cuento, capaz de transitar entre lo real y lo fantástico, integrando influencias del surrealismo y el realismo mágico.
Más allá de su producción literaria, Cortázar mantuvo un fuerte compromiso social y político. Apoyó la Revolución Cubana, criticó la guerra de Vietnam y denunció la represión de la dictadura en la Argentina. Esa postura solidaria y crítica lo consolidó como un intelectual de alcance universal, cuya voz aún resuena en el ámbito académico y cultural.
En la vida del escritor, Banfield ocupó un lugar central. Allí vivió desde los 4 hasta los 17 años, en una casa ubicada en Rodríguez Peña 585, donde transcurrieron sus primeros años de formación personal. “Siempre he vuelto a él, lo he evocado en algunos cuentos porque aún hoy lo siento muy presente”, expresó Cortázar en una entrevista cercana al final de su vida.
Banfield fue escenario de las primeras vivencias y experiencias literarias e Cortázar, cuando escribió poemas y una novela romántica en su niñez. También fue el espacio de sus primeras amistades, sus amores tempranos y las vivencias que inspiraron relatos como Los venenos. El propio autor lo describía como un lugar que combinaba temores y fascinación, pero que a la vez representaba para él un verdadero paraíso.

Hoy, el paso de Cortázar por Banfield se conserva en la memoria colectiva a través de la Escuela de Educación Primaria N° 10, donde asistio en su infancia y que hoy que lleva su nombre, un mural en la estación, un busto en la Plaza del Campeón y una placa que recuerda el sitio donde estuvo su hogar. En ese paisaje barrial se gestó gran parte de la sensibilidad y el universo literario de un escritor que trascendió fronteras y que sigue siendo una de las figuras más influyentes de la literatura contemporánea.