El 8 de diciembre se conmemora el Día de la Inmaculada Concepción de la Virgen, una fecha que desde 1854 tiene un lugar especial en el calendario religioso y social. En Argentina, además de ser feriado nacional, esta jornada es conocida porque muchas familias aprovechan para armar el árbol de Navidad, dando inicio a las celebraciones de fin de año.
A pesar de que la Virgen María nació el 8 de septiembre, esta festividad no celebra su nacimiento, sino su concepción. Siguiendo el cálculo tradicional, se restan nueve meses desde su nacimiento para llegar al 8 de diciembre, fecha que recuerda este hito teológico para la Iglesia Católica.
La festividad fue formalizada en 1854 por el Papa Pío IX, quien declaró el dogma de la concepción de la Virgen a través de la carta apostólica Ineffabilis Deus. Sin embargo, la tradición ya era celebrada desde mucho antes, con antecedentes que remontan al siglo XVII.
Uno de los episodios históricos más destacados relacionados con esta fecha es el llamado Milagro del Empel. Durante la Guerra de los Ochenta Años, en 1585, un soldado español encontró una imagen de la Virgen mientras cavaba una trinchera en el monte de Empel, en Países Bajos. El hallazgo dio lugar a una noche de oración que cambiaría el curso de la batalla.
A la mañana siguiente, el río Mosa, que hasta entonces era un obstáculo, apareció congelado debido a las bajas temperaturas. Esto permitió al ejército español cruzarlo y realizar un ataque sorpresa que les dio una victoria inesperada sobre sus enemigos. Este suceso fortaleció la devoción hacia la Inmaculada Concepción y se convirtió en un símbolo religioso y militar.
Con el tiempo, este hecho fue reconocido como un milagro y la Virgen de la Inmaculada Concepción fue proclamada patrona de los Tercios Españoles, que corresponden al actual cuerpo de infantería española. Desde entonces, su figura se encuentra profundamente ligada a la historia y espiritualidad de varios países.
En Argentina, el Día de la Inmaculada Concepción es una oportunidad para reflexionar sobre la fe y las tradiciones familiares, marcando el inicio simbólico del tiempo navideño. Además de su trasfondo religioso, esta fecha invita a las comunidades a reunirse y mantener vivas costumbres que trascienden generaciones.