Lomas de Zamora vivió una jornada inolvidable este sábado. La final por el ascenso a la Primera Nacional desbordó el barrio de pasión y entusiasmo. En las calles, los hinchas de Los Andes se congregaron para vivir una fiesta con todo el color y el fervor que caracteriza a los “milrayitas”. Música, baile, choriziadas y hasta shows de malabares le dieron un marco especial al partido de ida contra Colegiales, donde el equipo local, pese a jugar con uno menos, supo estar a la altura.
La previa al encuentro fue una explosión de emociones y colores en los alrededores del estadio Eduardo Gallardón. “Los Andes tuvo un gran recibimiento”, comentó Eduardo Alfaro, capturando el ambiente en un barrio que sueña con volver a lo más alto del fútbol nacional. Los fuegos artificiales, las tiras rojas y blancas, y las bengalas de humo no hicieron más que intensificar el espíritu de unidad entre hinchas de todas las edades. El recibimiento fue inolvidable, y los jugadores, sintiendo ese apoyo, respondieron en la cancha con entrega y sacrificio.
A pesar de quedarse con diez jugadores a los pocos segundos del segundo tiempo, el equipo dirigido por Leonardo Lemos mostró determinación y compromiso. La expulsión de Facundo Villarreal fue un golpe, pero “el equipo supliendo con sacrificio y redoblando esfuerzos para que el hombre menos no se note” dio la talla. Fue un partido de pura garra, con Los Andes buscando aprovechar cada oportunidad, como el remate de Manuel Brondo que casi rompe el cero.
Al final del encuentro, el empate 0-0 dejó claro que esta final será reñida. Colegiales no supo aprovechar la ventaja numérica y Los Andes, impulsado por su gente, mantuvo la ilusión intacta. El próximo partido será definitivo, y la hinchada milrayitas ya se prepara para seguir alentando y empujando al equipo, en la cancha y desde cada rincón de Lomas. La pasión está viva y el sueño sigue en pie para la familia de Los Andes.