Luego de dos semanas de exploración a más de 3.000 metros de profundidad, el Conicet cerró este domingo su misión en el Cañón de Mar del Plata con una emotiva despedida transmitida en vivo.
La expedición, desarrollada a bordo del buque Falkor (too) del Schmidt Ocean Institute, rompió récords de audiencia con más de un millón de visualizaciones y miles de personas conectadas diariamente para descubrir los secretos del Atlántico Sur.
Minutos antes de las 16, el robot submarino ROV SuBastian —utilizado por primera vez en aguas argentinas— mostró un cartel en el fondo marino que decía: “Gracias por el apoyo. Grupo de Estudios del Mar Profundo Argentino”. Entre aplausos, gritos de alegría y hasta un espontáneo “¡Dale campeón!”, los científicos dieron por finalizada la transmisión.
La campaña comenzó el 23 de julio y permitió registrar imágenes en ultra alta definición y recolectar muestras sin alterar el ecosistema. Los datos obtenidos serán clave para ampliar el mapa biológico del océano y reforzar estrategias de conservación de ecosistemas aún desconocidos.
Tras esta etapa, el Falkor (too) continuará rumbo al talud uruguayo para la expedición “Uruguay SUB 200: Viaje a lo Desconocido”, que recorrerá 50 puntos desde el sur de Brasil hasta el norte argentino. Sin embargo, el buque volverá a nuestro país a fines de septiembre para iniciar una nueva misión que se extenderá hasta el 29 de octubre, enfocada en explorar el sistema de Cañones Bahía Blanca y Almirante Brown.
La “Expedición Talud Continental IV” fue posible gracias a la colaboración del Grupo de Estudios del Mar Profundo de Argentina (GEMPA), el Instituto de Biología de Organismos Marinos (IBIOMAR-Conicet), el Museo Argentino de Ciencias Naturales, el Instituto de Investigaciones Marinas y Costeras (IIMYC), el Instituto de Biodiversidad y Biología Experimental y Aplicada (UBA) y el Centro Austral de Investigaciones Científicas (CADIC-Conicet).
Durante la misión se estudiaron hábitats vulnerables, ADN ambiental, biodiversidad bentónica, carbono azul y la presencia de microplásticos y residuos humanos, confirmando la urgencia de proteger estas zonas de alto valor ecológico.